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Portador de la Luz
- lectura 20 minutos - 4097 palabrasEl Rito de la Madurez
Joseph Campbell nos cuenta que en los antiguos rituales de iniciación, el niño se enfrenta a un hombre adulto que lleva una máscara ritual. Durante toda su corta vida se le ha explicado que esas máscaras representan a los dioses, y ahora, en el interior de una cueva, debe enfrentarse a uno de ellos, representado por un guerrero (probablemente su padre) que porta esta máscara con todo el poder divino. Y el chico debe luchar con Dios hasta derrotarlo. Eventualmente el guerrero se dejará vencer y en ese momento se quitará la máscara y la pondrá en el rostro del muchacho, con este acto mágico el niño se hará hombre. El niño debe morir para resucitar como adulto a través de esta lucha con Dios, para entender el sentido del poder sagrado. El joven ha vivido durante catorce años en un estado de dependencia, de protección y sumisión a sus padres, bajo la autoridad de los adultos. Son ellos los que han decidido por él. Es este paso, este ritual de enfrentarse a la máxima autoridad, de luchar contra Dios, el que nos revela el tremendo poder de la libertad de la vida adulta, pasamos a un estadio de mayor responsabilidad, y autodeterminación. Este es el sentido de esos antiguos rituales con máscaras de los habitantes de Tierra del Fuego. Esta es la razón por la que tanto nos aterran estas máscaras, porque son mágicas, poderosas, símbolos atávicos en el interior de nuestro subconsciente, símbolos de poder y misterio.
Lucifer
El Portador de la Luz, eso literalmente significa Lúcifer, viene de Lux que es la luz y Phoros el portador. Para los griegos era Eosfero, el lucero del alba, hermano de Héspero el lucero vespertino, ambos hijos de la Aurora, aunque de distintos padres.
Eosfero era el hijo de Astreo, el padre de las estrellas y los planetas, el Titán creador de la astrología, de acuerdo a Hesiodo en la Teogonia. Astreo también es considerado uno de los Gigantes. Se lee en la Gigantomaquia (la Guerra de los Gigantes) que estos seres, hijos de la Tierra, Gea, trataron de tomar el cielo por asalto (El Monte Olimpo), apilando cadenas montañosas una sobre otra. Esto de tomar el cielo por asalto se repite una y otra vez en muchos mitos como iremos viendo.
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La relación de Lúcifer con las estrellas es antigua y conocida. En los escritos satanistas se habla de Algol, la puerta al caos que crea el mundo (Algol, que viene de Al-goul, la cabeza de Medusa de la que hemos hablado antes), Lúcifer es la primera de las estrellas en el cielo. Para los antiguos pueblos semitas las estrellas representaban a los ángeles.
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la Aurora!” dice en el capítulo 14, versículo 12, del libro de Isaías en el Antiguo Testamento.
Luzbel es una estrella caída, probablemente un meteorito. En el sexto capítulo del Génesis leemos el mito de los gigantes que pueblan la tierra, vástagos de las hijas de los hombres y los ángeles caidos. “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se allegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.”
La Rebelión de Lucifer
Hay una tradición Persa antigua que nos cuenta Campbell que desafía la idea tradicional que tenemos de la rebelión de Lucifer.
Una de las más sorprendentes imágenes de amor que conozco está en Persia, una representación mítica de Satán como el más leal amante de Dios. Habrán escuchado la vieja leyenda de como, cuando Dios creó a los ángeles, les ordenó que no rindieran adoración a nadie más que a él; pero entonces, al crear al hombre, les ordenó que se inclinaran en reverencia a su más noble creación, y Lucifer se rehusó, debido a su orgullo, se nos ha dicho. Sin embargo, de acuerdo a cierta interpretación musulmana de este caso, fue más bien porque el amaba y adoraba a Dios tan profunda e intensamente que no podía postrarse ante nada más, y porque él rehusaba reverenciar a algo inferior (dado que él estaba hecho de fuego, y el hombre de arcilla). Y fue por esto que él fue arrojado al Infierno, condenado a existir allí hasta la eternidad, apartado de su amor.
Pero, ¿cuál fue el pecado de Satán? Bakunin, en su estilo combatiente, nos explica:
“Jehová,[ ..]. que creó a Adán y a Eva por no sé qué capricho (sin duda para engañar su hastío que debía de ser terrible en su eternamente egoísta soledad, para procurarse nuevos esclavos), había puesto generosamente a su disposición toda la Tierra, con todos sus frutos y todos los animales, y no había puesto a ese goce completo más que un límite. Les había prohibido expresamente que tocaran los frutos del árbol de la ciencia. Quería que el hombre, privado de toda conciencia de sí mismo, permaneciese un eterno animal, siempre de cuatro patas ante el Dios eterno, su creador su amo. Pero he aquí que llega Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y el emancipador de los mundos. Avergüenza al hombre de su ignorancia de su obediencia animales; lo emancipa e imprime sobre su frente el sello de la libertad y de la humanidad, impulsándolo a desobedecer y a comer del fruto de la ciencia.”
[…] Dios dio la razón a Satanás y reconoció que el diablo había engañado a Adán y a Eva prometiéndoles la ciencia y la libertad, como recompensa del acto de desobediencia que les había inducido a cometer; porque tan pronto como hubieron comido del fruto prohibido, Dios se dijo a sí mismo (véase la Biblia): “He aquí que el hombre se ha convertido en uno de nosotros, sabe del bien y del mal; impidámosle, pues, comer del fruto de la vida eterna, a fin de que no se haga inmortal como nosotros.”
Dejemos ahora a un lado la parte fabulesca de este mito y consideremos su sentido verdadero. El sentido es muy claro. El hombre se ha emancipado, se ha separado de la animalidad y se ha constituido como hombre; ha comenzado su historia y su desenvolvimiento propiamente humano por un acto de desobediencia y de ciencia, es decir, por la rebeldía y por el pensamiento.
Hay otro rebelde similar, otro emancipador que cometió un acto similar en favor de nosotros, otro portador de luz, en la forma del fuego olímpico: Prometeo.
Portador del Fuego
Hesiodo nos cuenta en la Teogonía la historia de la enemistad entre Prometeo y Zeus:
“[…]durante un sacrificio solemne había hecho dos partes de un buey: en un lado puso la carne y las entrañas, recubriéndolas con el vientre del animal: en otro puso los huesos mondos, cubriéndolos con grasa blanca. Luego dijo a Zeus que eligiese su parte; el resto quedaría para los hombres. Zeus escogió la grasa blanca, y al descubrir que sólo contenía huesos, sintió un profundo rencor hacia Prometeo y los mortales, favorecidos por aquella astucia. Para castigarles, decidió no volver a enviarles el fuego. Entonces Prometeo acudió en su auxilio por segunda vez; robó semillas del fuego en “la rueda del sol” y las llevó a las tierras ocultas en un tallo de férula. Otra tradición pretende que sustrajo el fuego de la fragua de Hefesto. Zeus castigó a los mortales y a su bienhechor. Contra los primeros ideó enviar un modelo ex profeso, Pandora. En cuanto a Prometeo, lo encadenó con cables de acero en el Cáucaso, enviando un águila nacida de Equidna y de Tifón, que le devoraba el hígado, el cual se regeneraba constantemente.”
El mito de Prometeo representa la amenaza, en la forma de castigo eterno, para el mayor de todos los pecados, enfrentarse al padre, enfrentarse al poder supremo (representado en Dios). “Prometeo, y por analogía los humanos, han de entender que deben una obediencia absoluta al poder porque si no éste descargará contra ellos con toda su furia.” [1]
En el cristianismo, el héroe máximo, Jesús, nunca desafía al padre, leemos en Lucas: “Padre, si quieres aparta de mi este caliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. En el mito cristiano el que desafía finalmente al padre no es Jesús, sino que Lucifer. Es este ángel orgulloso el que se enfrenta al poder, lo desafía, es el que decide pasar por el rito de la madurez.
Prometeo roba el fuego para entregárselo a los hombres, y como nos cuenta Platón, con esto surge la cultura. El fuego, es la luz, que nos permite ver en la oscuridad, que nos aparta de las bestias. Prometeo, al igual que Lucifer, son los portadores del fuego, la luz, el logos, los que nos traen la ciencia.
En griego Prometeo (Προμηθεύς) es “previsión”, “prospección”, el amigo de la humanidad, el portador de la luz, es el que nos enseña a anticiparnos, a innovar. Esto me recuerda lo que nos cuentan los antropólogos sobre la diferencia que tenemos con nuestros antepasados y primos homínidos (como los neandertal), que al parecer carecían de esta capacidad de ir más allá de la repetición continua de conocimientos adquiridos hace generaciones. El Homo Sapiens es hijo de Prometeo, no sólo domina el fuego, sino que usa su luz para proyectar su futuro.
Prometeo es liberado finalmente por Heracles (Hércules), el defensor de Hera, un héroe matriarcal. Heracles mató con una flecha al águila que devoraba su hígado, y en gratitud Prometeo le indicó como obtener las manzanas doradas de las Hespérides.
En otros mitos Prometeo es el creador de los hombres, los que moldea a partir de arcilla. La novela Frankestein de Mary Shelley lleva por subtítulo “El Moderno Prometeo”, con esto la autora re elabora el mito de la separación del hombre con la naturaleza, en este caso, el moderno Prometeo, el Doctor Victor Frankestein, no es castigado por un dios, sino que por su propia creación, producto del conocimiento y la tecnología.
Loki
Prometeo tiene un análogo en Loki, el dios germánico, quien también está relacionado con el fuego, lo interesante es que sufre un castigo similar, es encadenado a una montaña y es torturado perpetuamente por el veneno de una serpiente, que gotea sobre su cuerpo provocándole intensos dolores, que causan los terremotos. Su hija Sygin está junto a él, e intenta detener el veneno recogiéndolo en una copa antes que caiga sobre su padre. Loki seguirá encadenado hasta que llegue el Ragnarok, el asalto al cielo (el Valhalla) que ocurrirá al final de los tiempos. Por cierto, Loki también es el timador, el “origen de todo fraude”, y en ese sentido es también visto como un enemigo de los dioses, el adversario.
Otros análogo germánico de Prometeo es Odin, quien también se sacrifica para poder llevar el secreto de la escritura a los hombres.
El otro dios
En algunos escritos esotéricos, y según algunos, en los escritos masónicos más ocultos (principalmente en la historia de Hiram Abiff), se nos cuenta que al principio habían dos dioses. Uno era Adonai, el dios de la Biblia, y el otro era Iblis (Samael, Lucifer, Prometeo, Baphomet). Según algunas tradiciones talmúdicas Iblis sedujo a Eva, Cain sería fruto de la unión de Iblis y Eva, así como Abel hijo Adan y Eva. Adán sentirá desprecio por Caín, y este, cansado de este trato injusto se rebelará, y matará a su hermano Abel.
Helena Petrovna Blavatsky, la famosa sacerdotisa y creadora de la orden teosófica sostenía que: “Lucifer es el logos…la serpiente, el sabio. Es Satanás quien es el dios de nuestro planeta y el único dios. La Virgen celestial la cual viene siendo la Madre de los dioses y los demonios a una y al mismo tiempo, por que ella es la deidad benefactora siempre cariñosa…pero en la antigüedad y en la realidad Lucifer o Luciferius es su nombre. Lucifer es la divina y terrenal luz, ” el espiritu santo” y “Satán” a una y al mismo tiempo.”
Es sugerente el hecho de que se acusara a los templarios de adorar a Satán en la forma de Baphomet. Baphomet es un dios pagano, hermafrodita, con cabeza de macho cabrío y que luce en la cabeza el pentáculo invertido, símbolo tradicional en los ritos satanistas.
En el Yazidismo, una religión practicada en el Kurdistán, probablemente basada en el antiguo zoroastrismo, menciona a Melek Taus, el Angel Pavo Real. Los Yazidis dicen que su dios es el maligno de otras religiones.
Taus es un palabra que está relacionada con Zeus, y Theos, de la cual viene nuestro vocablo Dios. Melek Taus sería el Ángel de Dios, un ángel que se redimió de su caída y se convirtió en el demiurgo, el creador del huevo cósmico del cual todo surgió. Fue Melek Taus quien se rebeló contra Dios para entregarle la sabiduría a la humanidad, pero en la tradición Yezidista es perdonado y restaurado como el ángel predilecto.
El símbolo del mal
En algún momento Lucifer, o Luzbel pasa a ser identificado con Satán, Shaitan, el adversario. Pero para algunos Satán es otro ser, tan antiguo como Lucifer, un verdadero demonio, no un ángel caido. Pero la existencia de un demonio obligaría a explicar su origen, y cómo Dios podría haber creado una criatura malvada. De ahí que se asuma que los demonios son ángeles o seres espirituales que se han alejado de Dios, y con esto se han corrompido. “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.”, leemos en el libro de Ezequiel.
Satán era perfecto, y al igual que el hombre, tenía libre albedrío, y fue su arrogancia la que lo condenó. El quería ser más que el hombre. La caída y su plan para arruinar el plan de Dios con el ser humano es el tema central del “Paraíso Perdido” de John Milton:
“¿Qué importa el lugar donde yo resida, si soy el mismo que era, si lo soy todo, aunque inferior a aquel a quien el trueno ha hecho más poderoso? Aquí, al menos, seremos libres, pues no ha de haber hecho el Omnipotente este sitio para envidiárnoslo, ni querrá, por lo tanto, expulsarnos de él; aquí podremos reinar con seguridad, y para mí, reinar es ambición digna, aun cuando sea sobre el infierno, porque más vale reinar aquí, que servir en el cielo.” – Fragmento del Paraiso Perdido, de John Milton
En el libro de Números del antiguo testamento, Shatan, en el sentido del adversario, es un ángel mensajero de Jehova enviado a detener a Balaam, e impedirle que maldiga al pueblo de Israel, el episodio es famoso porque finalmente la burra de Balaam habla a su amo reclamándole por el castigo injusto que le aplica.
El término Satán es usado como una suerte de fiscal acusador, y así es como se le presenta en el hermoso libro de Job:
Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Vemos en este texto que Satanás tenía la libertad de recorrer la tierra e incluso visitar el cielo en cualquier momento, y se presentaba ante Dios para acusar a la humanidad.
La identificación de Satán con Lucifer se hace más clara después de los evangelios. Se le llama Belial, un antiguo término derivado del hebreo para corrupción, aunque también usando otra etimología sería Baal ial, el Señor de la Arrogancia. “¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial?”, escribe Pablo en la segunda carta a Corintios.
Y reaparece la dualidad de los dos dioses eternos que se enfrentan, Iblis y Adonai, en la imagen de Jesús y Satanás. La luz y la oscuridad. Hay que considerar en algunas visiones de antiguos cristianos Cristo, el Logos, la Palabra de Dios, es un ser creado, es, en cierto sentido, un hermano de Lucifer. La historia de Caín y Abel prefigura esta idea de Jesús y Lucifer, la muerte de Cristo en la cruz pareciera como una nueva victoria del hermano rebelde sobre el obediente, aunque en el mito cristiano este resucita, desciende a los infiernos y termina encadenando a su malvado hermano en el Averno, del cual ya no puede escapar.
{% img center /blog/wp-content/uploads/2011/04/CaidaDelDiablo-242x300.jpg “Caida del Diablo, ilustración de Doré” “Caida del Diablo, ilustración de Doré” %}
En la primera epístola de Juan se nos dice que quien es justo es de Dios, en cambio el que comete pecado es del diablo.
La soberbia, confundida con la arrogancia, pasa a convertirse en la visión cristiana en un pecado. El dolor pasa a ser exaltado, y la obediencia ciega a la autoridad absoluta de Dios se constituye en la máxima virtud. Sabemos que los griegos pensaban distinto del orgullo, y amaban la libertad y el cuestionamiento de la realidad. La verdad que se impone es la verdad semítica, Dios es la Verdad, y ante esta sólo cabe postrarse. Cuestionar esta verdad es ser soberbio, y por tanto adorador de Satanás.
El pecado y la inversión de los valores
De esta doctrina nace la idea del pecado, introducido en el mundo a través del corruptor de todo, Satanás. Todos nacemos pecadores nos dicen estas doctrinas. El bebé inocente en su cama es un pecador, y por lo tanto todos somos malos por naturaleza, y sólo mediante la aceptación de la autoridad podemos alcanzar la verdadera felicidad que consiste en la adoración eterna del Altísimo.
¿Qué pasó con los hombres que perdieron su libertad en aras de esta doctrina de obediencia ciega, y sometimiento?
La idea del pecado es poderosísima y terrible. Miles de niños son expuestos a estas ideas en catequesis, y sesiones dominicales (la palabra domingo vienen de domini, amo, señor, literalmente el día del amo). Si te opones a este servilismo seguramente serás acusado de satanista.
Es la inversión de los valores que nos habla Nietzche. En vez de afirmar la vida, de exaltarla, lo que nos muestra esta doctrina es que debemos prepararnos para la muerte, a través del dolor y el sometimiento a la autoridad. Ya no somos libres, la libertad consiste en aceptar y arrodillarse ante el único maestro. Leemos en el Anticristo:
¿Qué es lo más perjudicial que cualquier vicio? La acción compasiva hacía todos los fracasados y los débiles: el cristianismo.
No se debe adornar y acicalar el cristianismo: hizo una guerra mortal a cierto tipo superior de hombre; desterró todos los instintos fundamentales de este tipo, de estos instintos extrajo y destiló el mal el hombre malo; consideró al hombre fuerte como lo típicamente reprobable, como el réprobo. El cristianismo tomó partido por todo lo que es débil, humilde, fracasado, hizo un ideal de la contradicción a los instintos de conservación de la vida fuerte; estropeó la razón misma de los temperamentos espiritualmente más fuertes, enseñó a considerar pecaminosos, extraviados, tentadores, los supremos valores de la intelectualidad. El ejemplo más lamentable es éste: la ruina de Pascal,que creyó que su razón estaba corrompida por el pecado original, cuando sólo estaba corrompida por su cristianismo.
Por eso que el Portador de la Luz, Lucifer, se convirtió en el enemigo del cristiano. Porque el cristiano ha de permanecer humilde, obediente a la autoridad. No podrá nunca superar la prueba de la madurez y conocer la libertad.
El mal
Pero además el diablo se convierte en la excusa perfecta. Si un sacerdote ha cometido pederastia es que ha sido el diablo que ha metido su cola, el adolescente que es abusado no es más que un servidor de Satanás que ha cometido el terrible pecado de tentar a su confesor, o guía espiritual. Y no son cosas que me estoy inventando, son cosas que dicen algunos Príncipes de la Iglesia.
El mal no es una entidad que exista con el fin de corrompernos. El mal está en los actos de los hombres. Los hombres son libres, y esta libertad es la que los puede llevar a actuar bien o mal. Usar a un ser mítico como excusa de los actos perversos que libremente se escogen no sólo me parece infantil, sino que despreciable.
Madurez
Hereje me habrán de decir algunos, y ¿por qué? si no creo en dios alguno, ¿cómo he de cometer herejía, si no profeso ni pretendo difundir doctrina alguna?
La historia de Lucifer es fascinante, ni siquiera he arañado la superficie del tema, da para muchos artículos más, de su relación con el Temple, de lo que he encontrado en textos esotéricos o satánicos, mitos que dan otros sentido a las cosas.
Lo que me sorprende de su historia es cómo Prometeo y Lucifer, que se enfrentan al poder supremo opresor de los dioses para ayudar al hombre, para sacarlo de la oscuridad, son vistos como algo malo, nefasto. He ahí el gran truco de los teólogos.
Sé que muchos amigos cristianos se sentirán molestos, pero la verdad es que yo recorrí ese camino, y estoy convencido que no lleva a ningún buen fin, el problema no es mío, sólo pido que reflexionen.
La idea del rito de madurez es esencial para entender mi postura ante el cristianismo, y toda suerte de creencia en Dios. Para mi matar a dios, dejar de creer en él, y darse cuenta que todo lo bueno y malo que nos pasa depende de nuestra libertad, es el gran acto de madurez al que nos enfrentamos. Es el paso a otro nivel espiritual, si se quiere.
Mientras no pase por el rito de madurez seguiré siendo niño, no habré entendido el sentido de la vida, su riqueza, y viviré irresponsablemente, esperando que el buen padre me proteja, me recompense cuando me porte bien o me castigue cuando haga mal. Seguiré siendo niño, y culparé a Satán de lo malo, esperaré pasivo lo que Dios tiene proyectado para mí.
No es eso lo que espero para mí, ni tampoco para mis hijos. Yo espero que ellos entiendan su libertad, pasen por el rito de madurez, se enfrenten a mí, para poner en sus rostros la máscara con el verdadero poder sagrado, el la luz, de la libertad.
{% img center /blog/wp-content/uploads/2011/04/RitoDeMadurez.jpg “El Rito de Madurez de los hombres libres Kaweskar” %}
Fuentes:
Joseph Campbell se rie de esta necesidad académica de la autoridad en este video sobre pasar a ser adulto, de donde saqué la primera parte de este artículo. Pero hay gente que se desespera si no hay fuentes, así que pondré algunas.
[1] Este artículo de Celso Luján de la Universidad de Alicante: De Prometeo a Lucifer: la represión del relativismo y el establecimiento del Amor como criterio absoluto. Enlace
[2] La Teogonía de Hesiodo, esta traducción que he dejado en este mismo blog.
[3] El AntiCristo de Fredich Nietzche, también disponible en esta traducción en este mismo blog.
[4] Los textos de la biblia son tomados desde Wikipedia y del sitio Bible Gateway
[5] El texto de Bakunin es de Dios y El Estado
[6] El mito de Melek Taus y de Loki tomados de Wikipedia.
[7] La cita a M. Blavatsky es de su libro “La Doctrina Secreta, síntesis de ciencia, religión y filosofía” segundo volumen. Disponible a través de la Sociedad Teosófica Española en este enlace.
[8] El texto de Campbell es una traducción libre tomada de su libro Myths to Live By.
Todas las imágenes en su mayor parte son de Wikipedia, salvo la máscara que fue tomada desde este sitio. Y la imagen de los Kaweskar de este blog.
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